
Hace 70 años, el 10 de diciembre de 1948, en París, imbuidos por un ideal común de acuerdo con el cual, todos los pueblos y naciones debían esforzarse en crear condiciones que respetaran la dignidad del ser humano, representantes de distintas procedencias del mundo redactaron una serie de principios y libertades que fueron proclamados por la Asamblea General de las NNUU como la Declaración Universal de los Derechos humanos.
Esta Declaración, de gran fuerza moral y las más conocida en el mundo en materia de derechos humanos, establece que los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, también señala que tenemos derecho a la vida, la libertad y la seguridad, a la libertad de expresión, a no ser esclavizados, a un juicio justo y a la igualdad ante la ley. Los Derechos humanos definen las relaciones entre los individuos y las estructuras de poder, especialmente con el Estado. Delimitan su poder y, al mismo tiempo, exigen que el Estado adopte medidas positivas que garanticen condiciones en las que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos humanos (NNUU).